Monday, June 04, 2007

Regálame carencias.


La terrible protesta del alma hambrienta.

La urgencia que provoca la ausencia.

El vacío repleto de vehemente súplica.

El silencio indescifrable que se enseña, pero no se entiende.

El camino hasta tu boca, desde la suya.

Esa infinitud que se agolpa en la distancia.

Esa falta indefinida, que sin embargo hoy araña.
Fotografía de David Jiménez.

4 comments:

Srta Quincampoix said...

Precisamente llevo yo unos días asustada -ya que "cagada" puede quedar soez- por esa infinitud que se agolpa en la distancia.


A veces es mejor simplemente esperar, y que la infinitud se re-coloque sola, que yo bastante tengo con situarme en mi contexto.

kyezitri said...

Liberarse de las cadenas que nos atan a una época no da vergüenza, sino miedo, mucho miedo. Y sólo los grandes lo han conseguido, y precisamente por eso son recordados; por haber sido capaces de ver un poquito más allá, por haber predicho lo evidente en épocas posteriores, por haber seguido Su camino sin importarles el ya trazado. Como Lennin, como Napoleón, como Jesucristo, incluso como Amancio Ortega.

Anonymous said...

Muchas veces pienso, que distancia es más grande...la que hay entre dos almas con millones de kilómetros por medio o, la distancia infinita que hay entre ellas juntas, cuando guardan silencio?

Amiga,te regalo... besos tiernos.


** MARÍA **

Alejandra Dening said...

Me faltas

carencia infinita

estoy repletamente vacía
pero tengo espacio para ti.