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Te he entregado mi orgullo de silenciosa hiedra para abandonarme en la humildad de nuestro amor. He regalado la última frontera de mi eXótico país a tus manos de sastre - cuando cicatrizas con las costuras de tus dedos-.Porque has atravesado el espejo siguiendo a un pequeño duende - al conejo blanco se lo comieron en la hora del té- y tus huellas han marcado el terreno de esta ineXplorada selva de secretos.
No te quedes ahora en el umbral y quítate los zapatos. No camines de puntillas
y corre y salta
y vuela
y no dejes de gritar mi nombre para que no desaparezca..." Meraviglia!" . Y yo me haré real en tus sueños.
Se me ahogan los latidos. Suenan calles a lo lejos y me quieren zarandear realidad. Respiro."Lo siento" te pido; por mis errores, mis silencios, mis hermetismos a cremallera cerrada y mirada ausente. Por mi niñez en tus manos de sabio, que me tranquilizan y absuelven de cada pecado que atenta contra este equilibrio mágico.
Y tras los suspiros llegan las sonrisas, con los "Gracias"; por volar conmigo - a pesar de las eternas despedidas en los aeropuertos- , por curar este alma herida, algo cansada ya de arañarse continuamente a sí misma, por tus ojos hipnóticos e irreverentes que me ciegan al descubrirme en cada mirada, por tu pecho que me mece con ese latir del mundo que me lleva hacia una unión de sueño infantil - por cándida y sencilla-. Hoy, "se equivocó (...)y por ir al Norte, fue al Sur. Se equivocaba"