Banalidad...

La búsqueda de la banalidad viaja junto al tedio, la dejadez se transforma en el ritual de una vida que no puede esconderse tras aquellos fonemas (V-I-D-A, decíamos y parecía que hablábamos de una verdad indiscutible....y ahora se jacta ante mis gafas). Me huyo, he escondido mi aliento en la esquina de la calle "Resignación " y permito que las horas resvalen sobre un cuerpo zarandeado por su monotonía. Te miras en el espejo y los lunes dejan paso a un martes idéntico al llamado miércoles.
Vagamente escucho una confesión de tus labios, intentas patéticamente resultar simpático a todo el mundo, repartiendo tus confesiones sin el menor criterio a una desconocida...hablas de mí y comentas "...no sé, tal vez llegue a ser algo más serio..." Disimulo..."pásame el vodka" He visto la humillación, intenté ahogarla con el cubata, pero...sajaste tus brazos y te postraste de rodillas, escondiéndote tras aquel traje que te venía grande y dando una desesperada calada a un lucky strike, entre el humo reías, pero no con aquella sonrisa torcida. Te vendiste, eso fue, al juego donde mueven ficha los hipócritas; comentarios estúpidos anteriormente criticados eran ahora vituperados con entusiasmo febril, propio del niño pequeño que intenta resultar maduro en la reunión de sus padres.
Pudo no haber muerto con aquellos besos e intentos frustrados de orgasmos que ante el desconocimiento de dos cuerpos y del propio anhelo por saciarse no consiguieron más que acabar dormidos, sudorosos, uno junto al otro. Un pasado que ya quedó tras el puente románico que trató desesperadamente de unir dos caminos. Se invierten los papeles y ahora huyo de entre tus sábanas y a pesar de no saber cómo "debo" despedirte, sé cómo "quiero" hacerlo...en esta sentencia lapidaria esculpo el porqué de mi huida, la esencial diferencia, el principal abismo.