Thursday, September 06, 2007

Con-Ciencia (o sin ella)

"El monstruo del consumismo" de la feria de ARCO de 2007.
La conciencia nos hace humanos, sin ella somos pedazos de carne. Sin Pepito Grillo, Pinocho hubiese sido una eterna marioneta de madera, sólo cuando descubre que esa voz es importante, se transforma en un niño de verdad.

Sin los temibles remordimientos ("No va a volver a pasarnos esto" -escuchando, por cierto, la Habitación Roja en este instante-) nuestro "yo" se diluye en el sistema. Un sistema infectado por la carencia de valores, por un "todo vale" que se somatiza en la infinita arrogancia de una juventud que se piensa con derecho a todo y sin deber a nada, una tolerancia de bandera sometida al placer propio, directo enemigo de los principios (ya lo dijo Benjamín Prado).

Es la era de Narciso, una "Edad del vacío" como diría Lipovetsky, en la que impera un individualismo hedonista personificado. Al diversificar las posibilidades de elección, de anular los puntos de referencia, se pone en marcha una cultura hecha a medida.

Han muerto los tabúes y los ídolos. Sólo hay espejos.


"Ya no importa decir la verdad, mentiras rondando por la ciudad" La Hab.Roja.

P.D; Es que hoy me ha levantado de mi letargo un pedazo de carne que intentaba, por lo visto, fundir la cilindrada de su moto nueva.

Saturday, September 01, 2007

Prometeo mal encadenado.


Prometeo, de Kokoschka.

Sobre el creador o benefactor (depende de la versión) del hombre, André Gide creó la suya propia. Tomen asiento, si no lo han hecho aún, y paladeen sus palabras. Con ellas les dejo;


Ella debe crecer y yo disminuir


" Días más tarde, Prometeo, denunciado, con amistoso interés, por el camarero, fue encarcelado por fabricación ilegal de cerillas (...)

Y como Prometeo se aburría, a la caída de la tarde llamó a su águila (...)

- Ave fiel - le dijo- parece que sufras dime, ¿qué te ocurre?

- Tengo hambre -dijo el águila-.

- Come -dijo Prometeo descubriendo su hígado. El ave comió.

- Me haces daño - dijo Prometeo.

Pero el águila no dijo nada más ese día (...)

Llegó la primavera; por los barrotes de la torre treparon perfumadas glicinas.

- Un día nos iremos- dijo el águila.

- ¿De verdad?- exclamó Prometeo.

- Me he fortalecido y tú has adelgazado; ya puedo llevarte.

- Águila, águila mía...Llévame.


Y el águila se llevó a Prometeo"


Y el gentío gritaba ¡ Un águila, eso! ¡¡Vamos!! ¡¡Ese pájaro anémico!! ¡¡Vamos!!.


Todo lo más, una conciencia...

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